¿Cómo bajar de peso sin dieta?

Existen una infinidad de productos "milagro" que prometen bajar de peso sin dietas, sin ejercicios y sin esfuerzo, por lo que el verdadero milagro sería que estos productos te hagan bajar un solo gramo (y no sólo por el dinero que le quitan a tus bolsillos).



Sí tu intención es bajar de peso, la única manera de tener éxito es: evitar el sedentarismo aumentando tu actividad física, incluir en la alimentación la mayor cantidad posible de frutas y verduras, además de algunos otros tips muy sencillos, fáciles de aplicar en la vida cotidiana y que no te quitan demasiado tiempo.
La mayoría de las dietas que prometen una rápida pérdida de peso no están correctamente balanceadas y su eficacia reside en que por lo regular excluyen algún grupo alimenticio como las grasas o los carbohidratos, por lo que al concluir dichas dietas viene el conocido "rebote" en el cuál se recupera el peso perdido e incluso se aumenta un poco más.
El gel reductivo, la crema para reducir medidas y demás productos que suelen ofrecerse por t.v. generalmente actúan bajo el principio de la deshidratación, en realidad lo que están haciendo es extraer el agua de tu cuerpo y no la grasa, por lo que al beber cualquier líquido recuperas el supuesto peso perdido.
Respecto a la pérdida de peso no hay soluciones rápidas que en verdad sean duraderas. En la medida en que tomes el propósito de bajar de peso de manera realista, como una meta a mediano y largo plazo, obtendrás mayores posibilidades de éxito.

El primer paso: Relájate, no te obsesiones con el peso.
Hoy en día se sabe que a una persona sometida bajo altos niveles de estrés de manera constante, le resulta verdaderamente difícil obtener resultados en la pérdida de peso, porque genera altos niveles de cortisol.
El cortisol es una hormona producida por la glándula suprarrenal, generada como respuesta al estrés, que aumenta el nivel de azúcar en la sangre, incrementa el tamaño de las células grasas individuales, y promueve la acumulación de tejido adiposo (principalmente en el área del vientre).
Además el cortisol estimula el apetito por alimentos altamente calóricos, abundantes en grasa o con gran cantidad de azúcar (los famosos antojos, o gratificaciones tras enfrentarse a situaciones que generan ansiedad).
Existen diversas maneras de combatir el estrés como: practicar algún deporte,  duchas relajantes dentro de una tina, escuchar música, clases de yoga, hacer una serie de respiraciones profundas o simplemente destinar un tiempo diario para dedicarlo a una actividad que realmente disfrutes tales como la jardinería, pintura, leer, ver televisión, tratamientos de belleza, etc.
En la medida en que priorices un tiempo para dedicarlo a tu persona, comenzarás a ver cambios en tu estado de ánimo, que se traducirán en un mayor rendimiento laboral y una mejor relación con las personas a tu alrededor.
Con estas recomendaciones podrás ir preparando el terreno para que tu plan de reducción de peso comience con el pie derecho, y de paso mejorar tu calidad de vida.

Mantente activa.
La falta de actividad física es uno de los principales factores que generan obesidad; ya sea que trabajes tiempo completo dentro de una oficina o en tu agenda diaria no encuentres espacio para ejercitarte, siempre hay maneras de incrementar la actividad física, entre ellas:
- Caminar. Siempre que puedas evita utilizar el automóvil o el transporte público, en especial en trayectos menores a 1 o 2 km, además de evitar el estrés del tráfico promoverás la producción de endorfinas (que brindan una sensación de bienestar), y quemaras algunos cientos de calorías. 
- Andar en bicicleta. Sí lo tuyo no es caminar, entonces súbete a una bicicleta en lugar de depender por completo del automóvil.
- Prefiere las escaleras sobre los ascensores, sí trabajas en un edificio utilízalo a tu favor, ya que subir escaleras es muy buen ejercicio.
- Practica algún deporte o ejercicio, no hay de otra, sí realmente deseas bajar de peso sin matarte de hambre debes encontrar un deporte que te guste y practicarlo (como mínimo media hora) de 2 a 4 veces por semana, algunas excelentes opciones son: caminar o trotar en un parque, el Zumba, la natación, el Tae-bo, los pilates, los aerobics, el spining, el baile de salón, y en general cualquier ejercicio aeróbico.

Come, come y come.

Podemos ayudar a acelerar nuestro metabolismo sí ingerimos de 5 a 6 comidas ligeras durante todo el día.



El cuerpo humano ha evolucionado durante millones de años, y aquella función metabólica que le permitió sobrevivir a las distintas eras glaciares (almacenamiento de grasa), en la actualidad es responsable de un alto porcentaje de muertes a nivel mundial, por problemas relacionados con la obesidad como los padecimientos cardiacos y la diabetes.
Durante la prehistoria (antes del desarrollo de la agricultura), los seres humanos debían recorrer largos trayectos hasta encontrar zonas fértiles y abundantes en frutos, además estaban sometidos a rutinas de ardua actividad física, ya sea para cazar las presas que les servirían de alimento, o para estar a salvo de los depredadores, es decir tenían una actividad intensa y los alimentos no eran fáciles de conseguir. Por tal motivo el metabolismo del hombre se adaptó almacenando ciertas cantidades de tejido adiposo (grasa) que posteriormente le servirían de combustible durante los periodos de hambruna, permitiendo la supervivencia de la especie.
Hoy en día encontrar alimento no requiere mayor esfuerzo que caminar al refrigerador o la alacena, y la actividad física del hombre promedio es casi nula, por lo que el proceso de almacenamiento de grasa se ha vuelto en nuestra contra.
Contrario a lo que se cree, los ayunos prolongados o saltarse comidas tienen un efecto contraproducente si tu intención es bajar de peso, ya que estas prácticas provocan un metabolismo lento. Cada ayuno emite una señal de alerta indicando que se debe almacenar la mayor cantidad de grasa posible de la comida, en lugar de convertirla en energía, pues no se sabe cuando será la próxima ingesta de alimento.

Cuando cambias las 2 o 3 comidas fuertes que acostumbras realizar por día y las divides en raciones más pequeñas, para distribuirlasas en el desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, logras que tu metabolismo funcione de manera óptima y obtienes los siguientes beneficios:
Mantener los niveles de energía constantes durante todo el día.
Evitar el fenómeno de acumulación de grasa de reserva.
Olvidarte del letargo y pesadez provocados por comer en exceso tras un largo periodo de tiempo sin alimento.
Y por supuesto adelgazar.

Una vez más ni el trabajo, ni un agetreado ritmo de vida son pretexto para no cargar contigo en el bolso, portafolio o la mochila: barras y galletas integrales, un yogurt o una fruta, tampoco es tan difícil hacer una pausa para comprar un sandwich o una gelatina en cualquier tienda.
En un principio te será difícil ingerir porciones pequeñas de alimento, por lo que probablemente debas comer cada hora y media, o dos horas en lo que tu organismo se acostumbra a las raciones correctas, tras un breve periodo de adaptación podrás realizar estas 5 o 6 comidas por día con intervalos de 3 a 4 horas entre cada una de ellas.

Otro buen aliado para la pérdida de peso es el té verde, ya que no sólo contiene gran cantidad de antioxidantes sino que ayuda también a acelerar el metabolismo.

Implementando estas sencillas acciones a tu rutina diaria estarás educando a tu cuerpo para una reducción de peso y de medidas real, saludable y sobre todo duradera.

                                                                                   
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